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Introducción:
Actos fuera de lugar

Beatriz Garduño Mejia

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Los seminarios suelen ser espacios de aprendizaje en donde las teorías y la historia se muestran firmes, estables a través de la lectura, investigación y argumentación del docente y estudiantes. El Seminario Ficciones icono-textuales y utopías pedagógicas: los retos de contar (con) lo invisible y lo silenciado,  se desarrolló peligrosamente como un viaje inestable, errante, que nos invitó constantemente al desaprendizaje, a dudar de las narrativas fijadas, a desmontar la historiografía, a desobedecer a los arcontes, a observar y desmarcar la violencia en la iconicidad de las imágenes, a utilizar como herramienta el chisme, a escuchar el rumor, el eco, la queja, a escribir desde las tripas, las entrañas, a desidentificarnos, nahualizarnos, nepantlearnos y deslenguarnos. 

¿En este viaje el Argos es el mismo? ¿Qué ha cambiado? Escribí el protocolo de investigación para el doctorado con el deseo de subrayar la importancia de una institución educativa en el  macrorrelato de la historia del arte. Ahora me interesa conocer las narrativas de quienes integran la comunidad de egresadas y escribir las historias de quienes transitaron por la escuela, bajo la premisa de que la historia de la institución no puede escribirse en un solo relato universal, objetivo, hegemónico y cerrado.

Hace unos meses me preocupaba afinar las entrevistas, establecer un guion preciso de preguntas, el contexto social y político para cada entrevistada. Me preocupaba perder el control de la entrevista, ahora me interesa conocerlas a ellas, conocer la historia de su vida, escucharlas, oír sus narraciones, activar su memoria. Ahora me ocupa hacer un viaje con ellas y esperar lo inesperado de la acción humana, sorprenderme con la pluralidad que me entusiasma encontrar en sus relatos.   Después de leer a Ursula K.Le Guin me pregunto ¿Qué meter en la bolsa de entrevistas? Durante nuestras charlas, trataré de registrar lo minúsculo, lo que para el relato universal parece inútil, me sentaré a conversar, echaré chismecito y seré metiche. A mis entrevistadas, deseo pedirles que describan cómo era un día de clases en su escuela, cómo era una tarde de trabajo en los talleres; que me platiquen qué comían, con quién hablaban, con quién noviaban. Conversaremos sobre las dinámicas de su clase favorita, y también de la clase o docente que aborrecieron. 

Para aquellos relatos difíciles, en donde se requieran los silencios y las omisiones, ahora sé que puedo recurrir a la ficción. Aunque los testimonios y el archivo generen historias incompletas, buscaré los escenarios que me permitan escribir desde la fabulación crítica como propone Saidiya Hartman.

Mi perspectiva y conocimiento no pueden ser objetivos porque están influenciados por mi contextos social, cultural y material. Como señala Donna Haraway, mi conocimiento y perspectiva es situado y subjetivo. Soy parte de la institución que investigo, mi relato me atraviesa en todas direcciones y por todo el cuerpo. En un acto que se antoja necio y fuera de lugar, deseo conformar un archivo de testimonios, objetos, documentos y fotografías invisibles para la institución, el objetivo es conservar y registrar las historias y el trabajo de mujeres  artistas que forman parte de la comunidad de la escuela. Como nos cuenta Gloria Anzaldúa “La burrita de Troya atraviesa las puertas de la ciudad, por las noches la panza de la burra se abre y sale el “otro” tratando de hacer cambios desde el interior  ¡Vivan las Burritas de Troya!”

 

Beatriz Garduño Mejia

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