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"Epílogo a la Nelson":
reflexiones finales

Luz Angélica Camacho Rodríguez

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“Escribo: trazo palabras sobre una página.

Letra a letra, un texto se forma, se afirma, se consolida, se fija, cuaja:

una línea estrictamente h

o

 r

   i

    z

     o

      n

        t

         a

           l

se deposita sobre la hoja blanca, ennegrece el espacio virgen, le da un sentido, lo vectoriza:

de izquierda                                                                                                                   a derecha 

d

e

 

a

r

r

i

b

a

 

a

b

a

j

o

 

Antes no había nada, o casi nada; después, no demasiado, unas líneas, pero suficientes para que haya un arriba y un abajo, un principio y un fin, una derecha y una izquierda, un anverso y un reverso.”

 

⎯ Georges Perec 1

Noviembre 2024. Mientras pienso en el final de mi portafolio-libreta, varias preguntas recorren con cierto grado de desorientación mi cabeza. ¿Qué significa terminar un curso de escritura?, nos preguntaron en la clase del martes las profesoras. Desde antes las numerosas páginas que le siguen a este epílogo no han dejado de perseguirme. ¿Acaso se convertirán en espacio de escritura en algún momento del futuro? ¿Qué implica que un libro tenga más páginas sin contenido que trazos y ejercicios escriturales? ¿Acaso estas páginas en blanco son un final abierto? ¿Abierto a qué? ¿A la potencia de ser soportes de

imágenes, de textos individuales y colectivos, de intercambios de experiencias, de propuestas…?

 

Como Entrega Final de un seminario de posgrado, me da mucho placer poder entregar un miniarchivo que da cuenta tanto de los ejercicios y actividades que hicimos en clase como de quienes éramos yo y lxs demás integrantes y profesoras del seminario, aunque sea de forma fragmentaria. Espero que en 1, 5, 10 años podamos volver a las fuentes aquí contenidas y re-evocar los temas de investigación, nuestra creatividad, nuestros lugares de enunciación, nuestras órbitas desorientadas, las interconectadas y rizomáticas redes de personas dentro y fuera del salón que nos rodean y cruzan, y quienes, aunque eran aparentemente invisibles en los horarios de clases, nos acompañaron a nosotrxs y a nuestras investigaciones en cada momento. De alguna forma interpreto esta bitácora como un chismógrafo poético-metodológico-teórico-literario y, particularmente, sorpresivo e involuntario. 

 

Pensar en la materialidad, en el qué y dónde escribimos fue uno de los consejos por parte de las profesoras que más resonaron en mí y en mi escritura. En cuanto se dijo en el salón de clases pensé en Especies de espacios de Georges Perec, en como él jugó con las posibilidades de distintas formas de escribir, literalmente. Me he vuelto mucho más consciente de la página, de las posibilidades de jugar con la posición, la secuencia y las formas que toman las palabras sobre ella. Debo admitir que mucho de ello inspiró el desarrollo de este portafolio-libreta, e incluso creo que es evidente el cambio que provocó entre los primeros escritos aquí presentes y los finales: a veces escribo de manera ininterrumpida en las dos páginas sin importarme la frontera de las costuras y a veces empleo el formato tradicional de 1 2 ; también jugué cambiando la orientación de los encabezados. Es así que la habilidad de Perec para llevar a límites la materialidad en la forma de escribir y al mismo tiempo recuperar con tanto vigor los espacios cotidianos que suelen ser olvidados, invisibles, indecibles (página, cama, habitación, apartamento…) fue una gran inspiración para mí, particularmente cuando leímos a Ursula Le Guin, pues así como ella propuso a la botella como héroe e hizo énfasis en que no hemos escuchado sobre la historia de las cosas para poner cosas, de la bolsa, así espero que cada vez más seamos más sensibles a esos fragmentos, a esos fondos, a los residuos [créditos a Mariana Lagunes] y los saquemos de las esferas de lo olvidable. 

 

Finalmente, y respecto a mi tema de investigación, desde que leí el programa del curso sabía que este era un espacio de experimentación, tal y como reafirmaron las profesoras Marisa, Rían y Mauricio en diversas ocasiones. Este seminario y sus lecturas pusieron el foco en lo ambiguo, en el intercambio, en el diálogo entre heridas fronterizas, en lo indecible, en el no saber, en el meter el cuerpo en lo que escribo, en no tenerle miedo a la errancia… todo ello perceptible, presente por doquier, cuando se estudian temas como el arte novohispano. Lo bonito, creo yo, es que el Seminario que buscaba que nos hiciéramos preguntas y no tanto que encontráramos respuestas definidas también me proveyó de consejos que estoy segura me servirán ahora y en el futuro. (No tan) curiosamente, muchos de esos mantras llegaron a mis apuntes en forma de interrogantes, y es como aquí las re-presento:  

 

Marisa Belausteguigoitia     -¿Cómo hacer alianzas con lo que nos obstaculiza?

                                               -¿Cómo hablar desde la frontera de la herida?

                                               -¿Cómo escribimos desde la derrota?

                                               -¿Cómo escribir una historia de “puertas cerradas”?

                                               + LA MUNDIALIZACIÓN en/de la historia del arte

 

En una de nuestras clases, la Dra. Rían Lozano dijo: “La tesis es un escrito de la vida que debe acabar.” Pues bien, este portafolio-bitácora-libreta, este escrito de mi-nuestra vida, acaba… ahora.

___

1 Georges Perec, Especies de espacios, Trad. de Jesús Camarero (Barcelona: Montesinos, 2001), 29-30. *El formato de la cita varía un poco respecto al libro tras adaptarlo a este medio

Luz Angélica Camacho Rodríguez

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