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Prólogo / Escribir anochecida

Rocío Castro Jiménez

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Para hacer un escrito, no importa género, disciplina o necesidad, siempre me oscurezco de muchas maneras. Aprendí a evocar la palabra-nocturna, la palabra-lunar desde que escuchaba pequeños cuentos en un programa de radio que transmitan en Radioactivo 98.5 cuando era adolescente, desde entonces entre oscuridades he aprendido a leer, escuchar y a escribir. Como Gloria cuando le contaba pequeños cuentos a su hermana, haciendo noche tras noche suspenso en cada línea.

Gloria Anzaldúa  

Cuando hablo de escribir anochecida, no hablo sólo de hacerlo al final del día, sino más bien, escribir desde las noches que nos habitan. A partir de esas oscuridades que se quedan en los huecos de las cosas que no decimos y las luminosidades que destella la luna cuando sueltas algunas palabras. En este espacio ha sido posible reconocer mis oquedades en la escritura, lo no dicho, pero también reconocer que eso permite nuevas voces. 

Escribir desde este espacio de Icono-textuales ha sido retomar la mano, saber que tengo una mano que escribe completa,

Said Edward

y no sólo las falanges que resuenan en el teclado. Regresar a la mano también ha sido transitar al llamado de las teorías viajantes. Los conceptos son parte de muchas lenguas y siguen trashumando múltiples posibilidades, a veces, donde una no lo piensa. Mirar los caminos de los conceptos, ha sido reconocer las múltiples formas de acercarte al texto, muchas de éstas son desde la situacionalidad.

Ursula K Le Guin

Me he percatado que regresar a la noche y a la mano, me ha permitido hacer otros relatos posibles buscar las naturalezas de las palabras, lo silenciado, lo extraordinario en la simpleza de la cotidianidad, nada heroico, sólo la posibilidad de llevar en la bolsa algo que nos permita construir una historia de lo no nombrado, como el chisme, cuando te dicen: “no se lo digas a nadie”. Ahí siempre hay una posibilidad de conocimiento, de palabras viajantes.

Gloria Anzaldúa

Escribir anochecida, escribir viajante, escribir con y desde la bolsa, hacer el chisme una manera de escuchar-nos- de entender-nos, hablar en lenguas de tinta roja y negra con las diosas en la punta de los dedos, escribiendo desde el cuerpo orbitado, a veces enfermo, pero escribir pese a todo, como la forma en la que estamos vivas,

Elia Espinosa

situadas, a veces se necesita un ingrediente más y es hacer de la práctica investigativa una forma de arte en la que confluya una manera distinta de decir las cosas, como lo hace la poesía y la ficción, una forma distinta, que entraña

misterios, verdades y sueños, porque todo lo que conocemos se pone en marcha en la escritura,  como un

Saidiya Hartman

antídoto contra la hostilidad del mundo, resignificando las formas de narrar-nos, reconociendo que los otrxs somos nosotras, y por algo hablamos desde ahí, desde la implicación. 

En este portafolio de imagen-palabra van a encontrar algunas posibilidades de una escritura que aprende, anochecida,

Cristina Rivera Garza

sintiente, es un portafolio que habita los bordes para hacer poesía-ficción-investigación, entrañando otras prácticas de hacer, saber y construir conocimiento, una reescritura de la compartencia de nuestros sentipensares dentro del aula.

Rocío Castro Jiménez

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